Normalmente escuchamos que después de la tempestad viene la calma. En esta ocasión puedo afirmar que después de la tempestad, en este caso el sismo, viene el caos. El sismo no sólo derrumbó parte del paisaje urbano de la CDMX, también destapó una gran red de corruptelas de funcionarios de todos los niveles del gobierno de la ciudad, desde directores de obra, pasando por las delegaciones y la secretaría de obras. Ahora ha llegado el tiempo de la construcción, y así como fuimos solidarios en el momento justo, ahora hay que hacerlo en el momento oportuno. Y precisamente este, es el momento; lejos quedaron los días en los que los gobiernos partían y repartían en el pueblo, debemos dejar a un lado el sentido del paternalismo y sobre todo cambiarnos el chip de la auto flagelación, de la víctima y del sometido que traemos por cuestiones de antropología social. Es momento ya de demostrar que no somos un pueblo que reacciona, sino que razona y sobre todo acciona; acciona mecanismos de acción,...