Tuve la gran fortuna de recibir dos dones que lego mi mamá desde pequeña, la fortaleza para hacer valer mis convicciones o ser leal a mis principios y luchar denodadamente por lograr mis causas y que estas trasciendan mis fronteras personales.
Esos dones me han acompañado toda mi vida, en la primaria donde los maestros me decían la abogada por defender siempre causas ajenas...desde esa etapa odiaba las injusticias y siempre tuve la oportunidad de encabezar batallas en contra de ellas, en la secundaria y preparatoria así́ lo hice también, llegando a pedir recuento de votos y demostrando que estos habían sido utilizados para favorecer a compañeros de escuela, hijos de personas influyentes.
Pero mis dones aparecieron con toda su fuerza cuando entré a estudiar a la UNAM, en la facultad de Derecho, donde contra muchas voluntades, hicimos campaña en favor del Frente Democrático Nacional, que a la postre se convertiría en el PRD, del cual fui fundadora. En esa época fui también mamá de un hijo que se convirtió́ en mi gran motor para salir adelante, a pesar de las dificultades por las que pasaba (propias de quien se convierte en madre a temprana edad) . Rodrigo fue y sigue siendo parte de mis grandes razones para seguir peleando por mis sueños y también quien me lo robo por lo difícil que fue para mí ser madre tan joven y tan inquieta. Pero lo logramos... Mi vida política la inicié en la izquierda alcanzando veintitrés años de militancia activa donde ocupe muchos puestos partidarios, donde di muchas batallas a favor de la democratización del país. Siempre dando lo mejor de mi misma...sin cejar ni un instante.
Fui también Diputada y Presidenta de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal donde apoye muchas de las iniciativas que dieron carácter de obligatorio y universal a algunos programas sociales, y también encabece desde mi posición en este órgano legislativo la defensa de los derechos políticos de Andrés Manuel López Obrador, que a la postre permitieron una salida jurídica para evitar su desafuero. Deje el PRD por mis grandes discrepancias en cómo se estaba definiendo la vida institucional de la Ciudad, de cómo se estaban patentando feudos en cada una de las Delegaciones, por mi enojo por el clientelismo y la visión patrimonialista del grupo que encabezaba René Bejarano y por qué este personaje quería verdaderamente jubilarme de la vida pública. Agradezco, desde luego, todo el aprendizaje y las vivencias que el PRD aporto a mi vida, que forman parte de mí ser como una mujer de izquierda. Después de ese divorcio tan cruento con el PRD que me desgarro, tuve un pequeño desliz en el PRI, donde nunca milite pero si me aboqué a combatir las agresiones sufridas por algunas mujeres de parte de su dirigente estatal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. Ahí surgió Mujeres de Hierro, de la cual soy una de sus fundadoras. Re dignificar la política y la defensa frontal de los derechos de las Mujeres son, desde entonces, su grandes divisas.
En ese momento pondere como nunca en mi existencia la necesidad de regresar a mi hogar y decidí incorporarme a Morena como una militante más. Durante esos años aciagos donde perdí mi brújula entendí que en la vida hay que saber empezar de nuevo mil veces, estar bien plantada en la tierra acautelando tus principios y saberte siempre uno más. Al final todos tenemos algo que aportar en la vida, y los triunfos son circunstanciales. Hoy agradezco haber mordido el polvo por qué me siento muy contenta conmigo misma y con mucha capacidad de dar y una gran compasión por la humanidad.
Sigo teniendo algunas dificultades con quienes piensan que en la vida debemos transigir para lograr nuestros propósitos... y yo sigo pensando que lo importante no es llegar en pedazos o siendo una sombra de los que eras, sino llegar entero, con nuestro principios y causas y siempre intentando hacer la diferencia para que algún día podamos decir con orgullo soy política.
Sigo aquí́ nuevamente con Mujeres de Hierro, integrada por mujeres con alma libre, con el gran reto de convertir a muchas mujeres en lideres que defiendan sus causas, que dignifiquen la política y que con sus vidas acrediten que la lealtad más importante en la vida, es a ti mismo y a tus principios y causas.
Mí epitafio quiero que diga que fui la eterna militante de causas...para mejorar al pedazo de mundo en el que vivió́.
Esos dones me han acompañado toda mi vida, en la primaria donde los maestros me decían la abogada por defender siempre causas ajenas...desde esa etapa odiaba las injusticias y siempre tuve la oportunidad de encabezar batallas en contra de ellas, en la secundaria y preparatoria así́ lo hice también, llegando a pedir recuento de votos y demostrando que estos habían sido utilizados para favorecer a compañeros de escuela, hijos de personas influyentes.
Pero mis dones aparecieron con toda su fuerza cuando entré a estudiar a la UNAM, en la facultad de Derecho, donde contra muchas voluntades, hicimos campaña en favor del Frente Democrático Nacional, que a la postre se convertiría en el PRD, del cual fui fundadora. En esa época fui también mamá de un hijo que se convirtió́ en mi gran motor para salir adelante, a pesar de las dificultades por las que pasaba (propias de quien se convierte en madre a temprana edad) . Rodrigo fue y sigue siendo parte de mis grandes razones para seguir peleando por mis sueños y también quien me lo robo por lo difícil que fue para mí ser madre tan joven y tan inquieta. Pero lo logramos... Mi vida política la inicié en la izquierda alcanzando veintitrés años de militancia activa donde ocupe muchos puestos partidarios, donde di muchas batallas a favor de la democratización del país. Siempre dando lo mejor de mi misma...sin cejar ni un instante.
Fui también Diputada y Presidenta de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal donde apoye muchas de las iniciativas que dieron carácter de obligatorio y universal a algunos programas sociales, y también encabece desde mi posición en este órgano legislativo la defensa de los derechos políticos de Andrés Manuel López Obrador, que a la postre permitieron una salida jurídica para evitar su desafuero. Deje el PRD por mis grandes discrepancias en cómo se estaba definiendo la vida institucional de la Ciudad, de cómo se estaban patentando feudos en cada una de las Delegaciones, por mi enojo por el clientelismo y la visión patrimonialista del grupo que encabezaba René Bejarano y por qué este personaje quería verdaderamente jubilarme de la vida pública. Agradezco, desde luego, todo el aprendizaje y las vivencias que el PRD aporto a mi vida, que forman parte de mí ser como una mujer de izquierda. Después de ese divorcio tan cruento con el PRD que me desgarro, tuve un pequeño desliz en el PRI, donde nunca milite pero si me aboqué a combatir las agresiones sufridas por algunas mujeres de parte de su dirigente estatal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. Ahí surgió Mujeres de Hierro, de la cual soy una de sus fundadoras. Re dignificar la política y la defensa frontal de los derechos de las Mujeres son, desde entonces, su grandes divisas.
En ese momento pondere como nunca en mi existencia la necesidad de regresar a mi hogar y decidí incorporarme a Morena como una militante más. Durante esos años aciagos donde perdí mi brújula entendí que en la vida hay que saber empezar de nuevo mil veces, estar bien plantada en la tierra acautelando tus principios y saberte siempre uno más. Al final todos tenemos algo que aportar en la vida, y los triunfos son circunstanciales. Hoy agradezco haber mordido el polvo por qué me siento muy contenta conmigo misma y con mucha capacidad de dar y una gran compasión por la humanidad.
Sigo teniendo algunas dificultades con quienes piensan que en la vida debemos transigir para lograr nuestros propósitos... y yo sigo pensando que lo importante no es llegar en pedazos o siendo una sombra de los que eras, sino llegar entero, con nuestro principios y causas y siempre intentando hacer la diferencia para que algún día podamos decir con orgullo soy política.
Sigo aquí́ nuevamente con Mujeres de Hierro, integrada por mujeres con alma libre, con el gran reto de convertir a muchas mujeres en lideres que defiendan sus causas, que dignifiquen la política y que con sus vidas acrediten que la lealtad más importante en la vida, es a ti mismo y a tus principios y causas.
Mí epitafio quiero que diga que fui la eterna militante de causas...para mejorar al pedazo de mundo en el que vivió́.
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