Boletín de Prensa de Mujeres de Hierro para anunciar la conformación de una Confederación Nacional de Mujeres de Hierro Campesinas realizada en la Ciudad de Oaxaca, Oaxaca
Mujeres de Hierro hemos decidido emprender la gran batalla de cambiar la cultura patriarcal que predomina en las zonas rurales en nuestro país para sustituirla por una cultura de la igualdad y responsabilidad ciudadana.
Las mujeres campesinas siguen siendo sometidas en su mayoría por una cultura predominante que les impiden el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales. Ni la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación , ni la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, ni la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, ni la Ley de Desarrollo Rural Sustentable han sido suficientes para desterrar la miseria y las condiciones precarias en las viven 14 Millones de mujeres de las zonas rurales en nuestro país.
Estamos ciertas que el partido que gobierna, se ha sostenido a costa de mantener en la marginalidad a las mujeres y hombres de las zonas rurales promoviendo programas que no resuelven lo graves problemas de deterioro y abandono del campo mexicano. Nueve de cada diez personas en extrema pobreza viven en el campo mexicano.
Las mujeres y hombres campesinos han subsistido o sobrevivido por los programas gubernamentales claramente paternalistas y clientelares, que los mantienen cautivos para garantizar la votación del PRI en comicios. Se trata de subsidios insuficientes o mal instrumentados donde los pequeños productores o asalariados agrícolas no saldrán de la marginalidad, y menos aún lograran la autosuficiencia económica para detonar verdaderamente el desarrollo del campo mexicano. Situación que se agrava en el caso de las mujeres, aún cuando somos necesarias para erradicar el hambre y la mala nutrición en nuestro país.
En otras a palabras, la conducta del Estado paternalista, prepotente y controlador no ha contribuido a mejorar el nivel de vida en el medio rural. El Gobierno ha buscado garantizarle al PRI la incondicionalidad forzada de los habitantes del campo, por medio de cacicazgos, dádivas improductivas y esquemas orientados a la generación de votos para el partido oficial y no a la producción. No les ha importado el costo social y el deterioro del nivel de vida de la sociedad rural.
¿Cuántos de los programas impulsados por diferentes instituciones se pierden por falta de capacitación? ¿O por una mala distribución y deficiente comercialización? Y estamos hablando de los productores. Y qué decir cuando los grandes recursos son acaparados por organizaciones afiliadas al PRI, cuyos líderes los utilizan discrecionalmente.
En este contexto podemos entender nuestra afirmación de que, las mujeres más violentadas o vulneradas en sus derechos humanos fundamentales son las mujeres campesinas en indígenas. Mujeres que no tienen acceso a la tierra, al agua, al reconocimiento por su trabajo, a tener un empleo digno, al respeto por sus conocimientos ancestrales, a la salud, educación, vivienda, apoyo en los cuidados.
MUJERES DE HIERRO que pregona un feminismo de abajo hacia arriba, y promueve la IGUALDAD como su principal bandera, no va a convalidar esta profunda discriminación que tiene sometidas a las mujeres que viven arraigadas al campo, quienes ni siquiera tienen derecho a recibir el salario que en muchos casos los recibe el hombre, por ser considerado el “Jefe de Familia”.
Disponer un título sobre su tierra, significa una dirección fija, acceso a las actas de nacimientos, credencial de elector. Es cruzar la frontera de mujeres invisibles a mujeres con derechos humanos y obtener la investidura como ciudadanas y participar políticamente.
Cerrar el ciclo de la reproducción de la pobreza y la eliminación del hambre en nuestro país cruza indiscutiblemente por el EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES.
Según datos de la FAO, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de las Mujeres agrícolas de todo el mundo. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras de todo el mundo. Garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades y construyen la resilencia climática. Sin embargo, ¿cuáles son sus derechos?
Están excluidas de la posesión de la tierra, del acceso a los insumos, al financiamiento u obtención de créditos, a la tecnología agrícola para ajustarse a los cambios climáticos y la capacitación para lograr un ciclo de productividad permanente. En los repartos o transferencias de tierra solo son reconocidos, en los hechos, los jefes de familia o los hijos mayores, y las mujeres obtienen el título de propietarias a través de la herencia, en contravención de convenios internacionales y leyes mexicanas. Situación que les impide acceso a un crédito y alcanzar su autonomía económica.
El cambio climático dificulta aún más el acceso de las mujeres a la tierra, el agua y la energía. A medida que aumentan las inundaciones y sequías, las mujeres y niñas rurales dedican más tiempo y esfuerzo a recolectar y garantizar el agua y el combustible, por lo que pierden oportunidades educacionales y generadoras de ingresos, limitando el poder de decisión y la participación que las mujeres rurales tienen en sus familias y comunidades.
Eliminar la desigualdad de las mujeres en el sector agrícola resulta fundamental para garantizar la seguridad alimentaria, construir la capacidad de resistir los cambio climáticos y erradicar la pobreza, así aumentar la productividad y evitar las grandes migraciones de quienes cruzan la frontera norte en búsqueda de su propia supervivencia o simplemente alejarlos de las grandes organizaciones criminales que se ha adueñado de grandes extensiones de tierra fértil y productiva.
Por todo lo señalado, MUJERES DE HIERRO
PRIMERO. La conformación de una Confederación Nacional Campesina Mujeres de Hierro, la cual tendrá representación en cada una de las entidades del país, buscando la integración de diez mil mujeres en una primera etapa.
SEGUNDO. Serán propósitos fundamentales de la Confederación Nacional Campesina de Mujeres de Hierro, los siguientes:
CUARTO. La Confederación Nacional Campesina de Mujeres de Hierro promoverá ante el Congreso de la Unión diversas iniciativas para garantizar los objetivos sociales de su organización, como el garantizar mecanismos reales de articulación del campo con el Mercado Nacional, y el aumento de subsidios para ser competitivos frente a los mercados internacional y encarar la globalización en mejores condiciones para las mujeres y hombres del campo. Y de paso lograr la autosuficiencia alimentaria.
Finalmente anunciamos que quien encabezará los trabajos de esta Confederación Nacional de Mujeres de Hierro en reconocimiento a su trabajo social y político, así considerado por todas las integrantes de Mujeres de Hierro es ROSALINDA DOMÍNGUEZ FLORES, quien contará con el apoyo de todas nosotras.
Sin otro particular,
Las mujeres campesinas siguen siendo sometidas en su mayoría por una cultura predominante que les impiden el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales. Ni la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación , ni la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, ni la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, ni la Ley de Desarrollo Rural Sustentable han sido suficientes para desterrar la miseria y las condiciones precarias en las viven 14 Millones de mujeres de las zonas rurales en nuestro país.
Estamos ciertas que el partido que gobierna, se ha sostenido a costa de mantener en la marginalidad a las mujeres y hombres de las zonas rurales promoviendo programas que no resuelven lo graves problemas de deterioro y abandono del campo mexicano. Nueve de cada diez personas en extrema pobreza viven en el campo mexicano.
Las mujeres y hombres campesinos han subsistido o sobrevivido por los programas gubernamentales claramente paternalistas y clientelares, que los mantienen cautivos para garantizar la votación del PRI en comicios. Se trata de subsidios insuficientes o mal instrumentados donde los pequeños productores o asalariados agrícolas no saldrán de la marginalidad, y menos aún lograran la autosuficiencia económica para detonar verdaderamente el desarrollo del campo mexicano. Situación que se agrava en el caso de las mujeres, aún cuando somos necesarias para erradicar el hambre y la mala nutrición en nuestro país.
En otras a palabras, la conducta del Estado paternalista, prepotente y controlador no ha contribuido a mejorar el nivel de vida en el medio rural. El Gobierno ha buscado garantizarle al PRI la incondicionalidad forzada de los habitantes del campo, por medio de cacicazgos, dádivas improductivas y esquemas orientados a la generación de votos para el partido oficial y no a la producción. No les ha importado el costo social y el deterioro del nivel de vida de la sociedad rural.
¿Cuántos de los programas impulsados por diferentes instituciones se pierden por falta de capacitación? ¿O por una mala distribución y deficiente comercialización? Y estamos hablando de los productores. Y qué decir cuando los grandes recursos son acaparados por organizaciones afiliadas al PRI, cuyos líderes los utilizan discrecionalmente.
En este contexto podemos entender nuestra afirmación de que, las mujeres más violentadas o vulneradas en sus derechos humanos fundamentales son las mujeres campesinas en indígenas. Mujeres que no tienen acceso a la tierra, al agua, al reconocimiento por su trabajo, a tener un empleo digno, al respeto por sus conocimientos ancestrales, a la salud, educación, vivienda, apoyo en los cuidados.
MUJERES DE HIERRO que pregona un feminismo de abajo hacia arriba, y promueve la IGUALDAD como su principal bandera, no va a convalidar esta profunda discriminación que tiene sometidas a las mujeres que viven arraigadas al campo, quienes ni siquiera tienen derecho a recibir el salario que en muchos casos los recibe el hombre, por ser considerado el “Jefe de Familia”.
Disponer un título sobre su tierra, significa una dirección fija, acceso a las actas de nacimientos, credencial de elector. Es cruzar la frontera de mujeres invisibles a mujeres con derechos humanos y obtener la investidura como ciudadanas y participar políticamente.
Cerrar el ciclo de la reproducción de la pobreza y la eliminación del hambre en nuestro país cruza indiscutiblemente por el EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES.
Según datos de la FAO, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de las Mujeres agrícolas de todo el mundo. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras de todo el mundo. Garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades y construyen la resilencia climática. Sin embargo, ¿cuáles son sus derechos?
Están excluidas de la posesión de la tierra, del acceso a los insumos, al financiamiento u obtención de créditos, a la tecnología agrícola para ajustarse a los cambios climáticos y la capacitación para lograr un ciclo de productividad permanente. En los repartos o transferencias de tierra solo son reconocidos, en los hechos, los jefes de familia o los hijos mayores, y las mujeres obtienen el título de propietarias a través de la herencia, en contravención de convenios internacionales y leyes mexicanas. Situación que les impide acceso a un crédito y alcanzar su autonomía económica.
El cambio climático dificulta aún más el acceso de las mujeres a la tierra, el agua y la energía. A medida que aumentan las inundaciones y sequías, las mujeres y niñas rurales dedican más tiempo y esfuerzo a recolectar y garantizar el agua y el combustible, por lo que pierden oportunidades educacionales y generadoras de ingresos, limitando el poder de decisión y la participación que las mujeres rurales tienen en sus familias y comunidades.
Eliminar la desigualdad de las mujeres en el sector agrícola resulta fundamental para garantizar la seguridad alimentaria, construir la capacidad de resistir los cambio climáticos y erradicar la pobreza, así aumentar la productividad y evitar las grandes migraciones de quienes cruzan la frontera norte en búsqueda de su propia supervivencia o simplemente alejarlos de las grandes organizaciones criminales que se ha adueñado de grandes extensiones de tierra fértil y productiva.
Por todo lo señalado, MUJERES DE HIERRO
MANIFIESTA
PRIMERO. La conformación de una Confederación Nacional Campesina Mujeres de Hierro, la cual tendrá representación en cada una de las entidades del país, buscando la integración de diez mil mujeres en una primera etapa.
SEGUNDO. Serán propósitos fundamentales de la Confederación Nacional Campesina de Mujeres de Hierro, los siguientes:
- Acceso a la obtener títulos sobre sus tierras, ser propietarias con derechos plenos.
- Acceso a la salud, educación y vivienda digna.
- Acceso a todos programas de capacitación para el campo y no solo a aquellos que están orientados a actividades asistenciales de salud, nutrición, huertas caseras que solo fortalecen sus roles domésticos y no garantizan su autosuficiencia económica.
- Acceso a créditos, financiamiento, maquinaria, tecnología agrícola y asistencia técnica para sus labores productivas.
- Promover una campaña de alfabetización de las mujeres campesinas.
- Garantizar el agua a las mujeres del campo como las grandes proveedoras de agua para la subsistencia de su comunidad.
- Acrecentar el número de mujeres productoras y garantizar que las Mujeres asalariadas se les respeten sus derechos laborales para que trabajen en condiciones dignas, reciban directamente sus salarios y estos sean iguales a los que perciben los hombres.
- Hacer de desarrollo del campo una política de Estado, donde la autosuficiencia económica de las Mujeres sea un principio rector.
- Pugnar por la erradicación del trabajo infantil.
- Promover campaña intensiva contra violencia de género y feminicidio.
CUARTO. La Confederación Nacional Campesina de Mujeres de Hierro promoverá ante el Congreso de la Unión diversas iniciativas para garantizar los objetivos sociales de su organización, como el garantizar mecanismos reales de articulación del campo con el Mercado Nacional, y el aumento de subsidios para ser competitivos frente a los mercados internacional y encarar la globalización en mejores condiciones para las mujeres y hombres del campo. Y de paso lograr la autosuficiencia alimentaria.
Finalmente anunciamos que quien encabezará los trabajos de esta Confederación Nacional de Mujeres de Hierro en reconocimiento a su trabajo social y político, así considerado por todas las integrantes de Mujeres de Hierro es ROSALINDA DOMÍNGUEZ FLORES, quien contará con el apoyo de todas nosotras.
Sin otro particular,
En representación de Mujeres de Hierro
Lorena Villavicencio Ayala
Presidenta
Susana Mercado Alvarado, Ana Belem Blanco Martínez, Elizabeth Mejía de Gyves, Guillermo Zazueta García, Hilda Nava Valencia.
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